Me desperté a las ocho de la mañana y la radio me ponía las pilas..., estamos a seis grados bajo cero. Pertrechado para tal fin y después de un largo café con leche y unos churros emprendí el camino, enseguida sientes el calor en el cuerpo y tienes que desabrocharte, dejar entrar el aire, sentirlo y caminar como si de un día de primavera se tratara. Pensaba terminar la etapa en Calzadilla de La Cueza donde tan sólo me detuve a tomar una sopa de verduras, un vino y seguir de nuevo, dejé atrás Lédigos en compañía de un lugareño hasta casi entrar en Terradillo de los Templarios, para entonces me había informado sobre las disputas entre los hospitaleros del lugar por hacerse con la presencia en sus casas de los peregrinos que hacen el camino, conmigo no había problemas pues mi propósito era seguir hasta Moratinos donde pasaría la noche, lo hice en el albergue San Bruno, regentado por Bruno, un italiano que enamorado del camino se ha quedado en él. Yo era el único peregrino ese día en su albergue, puso la calefacción, preparó la cena para los dos, espaguetis a la carbonara, una amburguesa y dos huevos fritos, y después de contarnos nuestras vidas me retiré a descansar, confortable. A la mañana siguiente desayunamos juntos y me despedí para continuar caminando estas frías tierras.
3 comentarios:
Como disfruto con tu reporte en el Camino. Y mucho, con tus acuarelas que me gustan mucho. Me traen tantos recuerdos y deseos de regresar al Camino. Gracias y Salud.
Hola Joaquín, gracias.
Como el camino lo tengo cerca, suelo acercarme a él con frecuencia, me gusta, pinto, me relajo, disfruto de la Naturaleza, y si no he tenido alguna lesión, tan habituales en esto, vuelvo a casa con las pilas puestas. Mañana volvería.
Gracias a ti, por compartir esos momentos en el Camino, y a ratos tan intensos. Si me parecía estar sobre un mullido ribazo,a tu lado, viéndote compartir por el móvil tu experiencia. Los que hemos hecho el Camino entendemos de eso. Gracias una vez más. Y salud.
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