Me he acercado a pintar en Atapuerca (Burgos), en el Camino Francés que recorren los peregrinos hacia Santiago. No tuve suerte, la nieve que buscaba había remitido y el aire frío de la mañana traía agua que impedía pintar a la acuarela, cuando conseguías que el color se fijase en el papel, aparecía la inoportuna lluvia.
A las nueve de la mañana estaba en San Juan de Ortega. Estos días no habían pernoctado peregrinos en el albergue y el bar estaba cerrado a cal y canto. Me pertreché bien, y mochila al hombro comencé a caminar hacia Atapuerca (poco más de seis kilómetros) por una pista forestal que discurre entre pinos y robles donde todavía permanece la nieve helada de días pasados y hay que tener cuidado para no dar un traspiés.
Al salir del bosque la protagonista del paisaje es la niebla que endulza los pardos y grises colores del invierno burgalés. Sin apenas darme cuenta había llegado a la todavía somnolenta Agés, aldea en la que en los últimos años han proliferado albergues y establecimientos de hostelería para "atender" a los peregrinos. Mal negocio y mal servicio. Todo cerrado, así que hasta Atapuerca imposible tomar algo caliente.
En Atapuerca ya se veían humear las chimeneas de las casas. Esta localidad adquirió una importancia especial a consecuencia del yacimiento arqueológico en el que se han hecho descubrimientos importantísimos sobre la evolución del hombre en este planeta y por el que algunos muestran el mínimo interés. Así nos va.
Desayuné en "comosapiens" un café con leche y unas tostadas de pan y aceite de oliva (en dos ocasiones he parado en este restaurante y siempre he disfrutado de su cocina y de un buen servicio). Seguí mi camino hasta el Alto de las Machorras donde, al abrigo de un ribazo, pinté estas dos acuarelas, la de arriba mirando a la sierra de Atapuerca, tras la que se encuentra el yacimiento arqueológico, y la de abajo mirando al valle en el que este año han recuperado unos antiguos humedales.
A la tarde, después de comer, el tiempo había mejorado y como el camino de vuelta a San Juan de Ortega va en ascenso llegué cansado, tomé relajadamente un refresco y vuelta a casa. Tendré que realizar más a menudo estas salidas.
+ acuarelas
A las nueve de la mañana estaba en San Juan de Ortega. Estos días no habían pernoctado peregrinos en el albergue y el bar estaba cerrado a cal y canto. Me pertreché bien, y mochila al hombro comencé a caminar hacia Atapuerca (poco más de seis kilómetros) por una pista forestal que discurre entre pinos y robles donde todavía permanece la nieve helada de días pasados y hay que tener cuidado para no dar un traspiés.
Al salir del bosque la protagonista del paisaje es la niebla que endulza los pardos y grises colores del invierno burgalés. Sin apenas darme cuenta había llegado a la todavía somnolenta Agés, aldea en la que en los últimos años han proliferado albergues y establecimientos de hostelería para "atender" a los peregrinos. Mal negocio y mal servicio. Todo cerrado, así que hasta Atapuerca imposible tomar algo caliente.
En Atapuerca ya se veían humear las chimeneas de las casas. Esta localidad adquirió una importancia especial a consecuencia del yacimiento arqueológico en el que se han hecho descubrimientos importantísimos sobre la evolución del hombre en este planeta y por el que algunos muestran el mínimo interés. Así nos va.
Desayuné en "comosapiens" un café con leche y unas tostadas de pan y aceite de oliva (en dos ocasiones he parado en este restaurante y siempre he disfrutado de su cocina y de un buen servicio). Seguí mi camino hasta el Alto de las Machorras donde, al abrigo de un ribazo, pinté estas dos acuarelas, la de arriba mirando a la sierra de Atapuerca, tras la que se encuentra el yacimiento arqueológico, y la de abajo mirando al valle en el que este año han recuperado unos antiguos humedales.
A la tarde, después de comer, el tiempo había mejorado y como el camino de vuelta a San Juan de Ortega va en ascenso llegué cansado, tomé relajadamente un refresco y vuelta a casa. Tendré que realizar más a menudo estas salidas.
+ acuarelas
3 comentarios:
hola Anton, que tal?
me encanta estes paysage, genial.
hasta luego!
me gustan las hojas de roble y el camino hacia Atapuerca, que frio hace por Burgos
Gracias:
Mucho frío, pero si lo has sentido al ver la acuarela, siento calor.
El frío de soporto. Te abrigas y punto. Luego tomas algo caliente y a seguir. Peor es la lluvia.
Saludos, AH
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